Virgen del Cerro. Salta. Argentina

Dicen que no hay mal que por bien no venga. El sábado, según nuestro cronograma teniendo en cuenta las alturas, era el día para ir a Cachi, un pueblo detenido en el tiempo como verán en el próximo post. Pero TEA Turismo se olvidó de pasarnos a buscar por el hotel. Se han vivido «momentos de tensión», llamando y llamando a la agencia… hasta las 9.30hs nadie nos atendió, ni siquiera en el celular que nos dieron por alguna emergencia. Cuando lo hicieron se tomaron otros 30 minutos para averiguar qué había pasado. Luego, sencillamente dijeron que hubo un error. Resultado, parecía un día perdido. El encargado del hotel trató de calmar nuestra bronca y nos sugirió ir a la Virgen del Cerro. Nos cuenta de la paz que transmite dicho lugar. Llamó un taxi y allá fuimos. Dejamos para la vuelta el reclamo en las oficinas de TEA Turismo, donde reprogramaron la excursión a Cachi para el día domingo, pero perdimos realizar la excursión a San Antonio de los Cobres. Lo más lamentable de todo esto, es que ni siquiera se disculparon. Aún hoy siento bronca con la impunidad con que se manejan y el destrato hacia el turista.

Llegó el taxi, el chofer un salteño muy amable. El trayecto fue corto. Estimo 20 minutos como máximo. Si mal no recuerdo el costo fue de $30, aproximadamente U$S 3 de aquella época.

Plano Virgen del Cerro

Llegamos a la base del cerro y nos encontramos con un mundo de gente. Lleno de micros, autos y gente haciendo una cola zigzagueante para abordar los buses que nos acercarían al santuario.

Playa estacionamiento Virgen del Cerro

Todavía con un poco de bronca nos pusimos en la fila ,y tras un tiempo de espera subimos a un colectivo, donde sólo se permite viajar sentado, y tras andar por una empinada subida llegamos a una pequeña rotonda. Bajamos del bus, caminamos un poquito más… y llegamos. Antes tuvimos estas vistas de la ciudad desde el cerro.

 

Ya en la cima del cerro nos encontramos con muchísima gente y colas interminables. No sabíamos dónde ponernos, una era para la intercesión de María Livia y la otra para ingresar a la Ermita de la Virgen. Elegimos esta última, parecía que avanzaba un poco más rápido que la otra. La fila era muy larga, pero inexplicablemente no sentía cansancio. Tardamos más de 2 horas para ingresar. Se escuchaba música celestial de fondo, a las 12.00hs comenzaron a rezar el Rosario. Mientras nos encontrábamos en la fila pudimos ver millones de Rosarios colgados en los árboles.

Rosarios en Santuario Virgen del Cerro. Salta

El lugar transmite paz y espiritualidad. Uno se siente tranquilo, la paz del lugar parecía me traspasaba. En un momento, mientras continuaba haciendo la fila sentí una angustia que venía de mi interior, no sé como explicarlo, algo que nunca había sentido. Mis ojos comienzan a llorar, me esfuerzo en disimular y secarlos, pero se empeñan en gotear inexplicablemente, siento un nudo en la garganta y mis ojos no paran de emitir gotas. No lo sé, no lo puedo explicar,  siento un poco de vergüenza y trato de disimular, por un buen rato continuó sucediéndome lo mismo.

Capilla Virgen del Cerro

Y pudimos entrar… es hermosa!

Irradia tanta luz y paz!

Habremos estado dentro de la ermita unos pocos minutos; rezando, pidiendo y agradeciendo, y esos pocos minutos, bastaron para llenar nuestro espíritu.

En síntesis, es una experiencia que merece ser vivida. No soy un gran creyente pero ese lugar me atravesó. Todavía en la actualidad no puedo explicar por qué lloré, fue algo que me superó.

Ese sábado teníamos que ir a Cachi, pero el destino no lo quiso. Nos perdimos de conocer San Antonio de los Cobres pero no importa. Por dentro siento que alguien quería que ese sábado viviéramos la experiencia de estar  junto a la Virgen del Cerro.

 

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