La zona de Cafayate es famosa por sus viñedos, por sus excelentes vinos (se cultiva la uva de tipo Torrontés) y por sus bodegas. Es una de las ciudades más importantes dentro del circuito turístico de los Valles Calchaquíes. Las coordenadas para su geolocalización es: 24°54′00″S, 65°29′00″O . Se encuentra a 183 km de la ciudad de Salta, a una altitud de 683 msnm. y fue fundada en 1640 por Manuel Fernando de Aramburu. El precio de la excursión oscila entre U$S 40 y U$S 60 según la empresa de Turismo, y tiene una duración aproximada de 12.00hs (salida 7.00hs, regreso 19.00hs).
Nos pasaron a buscar tempranito por el Hotel. Todavía era de noche. Grata sorpresa cuando nos dimos cuenta que nos trasladarían en una Toyota 4×4 en lugar de minibus. En teoría iríamos dos parejas, pero por algún motivo que desconocemos, fuimos nosotros solos.
El recorrido que nos esperaba era el siguiente:
La excursión comenzó saliendo hacia el sur de Salta, por el Valle de Lerma en su mayor extensión, conociendo el cultivo de tabaco y pueblos de arquitectura colonial, ligados a la Gesta Independentista.
Luego se ingresa a la Quebrada del Río las Conchas (o de Cafayate),
conociendo asombrosas y caprichosas imágenes erosionadas por el viento y el agua, como la Garganta del Diablo y el Anfiteatro, El Sapo, El Titanic, El Obelisco, Los Castillos, Elefantes, entre otras.
Aquí un mapa con la ubicación de las principales imágenes:
Una vez en el pueblo Cafayate visitamos sus monumentos, edificios, y no faltó la visita a dos de sus afamadas bodegas. En primer término «Vasija Secreta»donde nos mostraron rápidamente (demasiado a mi gusto) el museo y sus instalaciones, para luego pasar a la degustación, un tanto escasa; compramos algunos vinos… me gustó mucho el llamado «Gata Flora» que lo podemos ubicar entre un torrontés y un cosecha tardía. Luego el guía nos llevó a la Bodega Domingo Hnos, aquí la atención fue maravillosa, recorrimos la bodega, la anfitriona apasionada de su trabajo nos explicó el proceso, la guarda, cada rincón de la bodega y nos hizo disfrutar la degustación de cada uno de sus vinos, acompañada con variedad de quesos y pan casero. UN LUJO. Muy bueno el Reserva Malbec. Compramos algunas botellas, no muchas porque se complicaría su traslado en el vuelo de regreso. Una pena!!!
Nos quedó un ratito de tiempo para disfrutar del pueblo, recorrer sus calles, la plaza principal, llenarnos de su paz y tranquilidad, comprar algunos recuerdos, etc.
Ya cansados pero muy felices, aproximadamente a las 17.00hs, nos encontramos con el guía frente a la Iglesia y emprendimos el regreso.