Cansados de trajinar todo el día, decidimos dormir tempranito, pues mañana partiríamos rumbo a Península de Valdés; pero previamente el hambre convocaba nuestra presencia en algún restaurante. En base a comentarios de Foursquare y de Tripadvisor, optamos por Ambigú, Av. Julio A. Roca 99. Además, el comercio a las 19.30hs ya se encontraba abierto para cenar .
Entramos y estábamos solitos, parecía que habíamos contratado el restaurante para una velada íntima.
Elegimos una mesa junto al ventanal que da a la Avenida Roca (ojalá, algún día cambien el nombre de la Avenida en respeto a los pueblos originarios), la camarera un sol, muy atenta, simpática, en síntesis una genia, nos trajo la carta y nos orientó en la selección del menú; lamento no haber preguntado su nombre para postearlo.
En las fotos anteriores se aprecia la vista de la mesa a la Av. Roca, y la puerta de ingreso desde el interior.
Junto a las bebidas, llegaron unas cazuelitas con calamar al escabeche, y quesito con ciboulette, exquisitas.
Entre pancito y pancito me puse a leer la historia de lugar, que comienza en el año 1905, cuando llegan de luna de miel a Puerto Madryn, Mr Henry Cecil James y su Sra. esposa Ana María Bianchio. Alrededor del año 1912 deciden comprar este lote para construir su vivienda y oficinas, la cual habitarían un año después. Debido a problemas en el techo (se llovía), en 1930 decidieron reformarla y colocaron el techo de chapa que actualmente la carateriza.
Mr. James fué cónsul inglés (ad honorem) y al renunciar fué gerente del Banco de Londres y América del Sur (el primer banco en nuestra ciudad), que estaba ubicado sobre la calle Roque S. Peña…
…para más datos ver: http://www.ambiguresto.com/historia-restaurant-ambigu.html
Esa noche comimos livianito. Tan sólo pedimos una milanesa napolitana con puré, y milanesitas de peceto a la fugazzeta con papas fritas a la provenzal (se encontraba en sugerencias del chef con un nombre raro).
Todo muy rico y abundante!!!
El postre decidí saltearlo para zambullirme en un café, mi esposa le entró a un flan casero con crema y dulce de leche (no me dio tiempo a registrarlo fotográficamente,jajaja).
Pasamos casi toda la velada solitos. Aproximadamente a las 21.00hs, el restaurante repentinamente se llenó. LLegó la delegación de un club deportivo, varias parejas, familias,etc.
En síntesis, comimos muy bien y rico, la atención excelente, el ambiente cálido y con música agradable. El precio pagado en Mayo de 2015 fue $ 452.- (aproximadamente U$S 50) con tarjeta de crédito. Si bien no es barato, y tampoco es para hacerlo todos los días (soy docente), lo considero un precio, quizás, un tanto elevado, pero la calidad de los platos, y la calidez del lugar lo justifican.