En cierto sentido «todo cambia».
Recuerdo las ventajas y el furor, hace unos años, de los Rapipago y Pago Fácil. Hoy en día, si bien no está masificado, cada vez somos más los que utilizamos débito automático o homebanking, evitamos largas colas y hacemos más eficiente nuestro tiempo.
De a poco, también va cambiando la cultura digital en la compra de productos, servicios, paquetes de turismo, pasajes aéreos, alquiler de autos, etc. Con esta mutación cultural, vamos perdiendo el miedo a las estafas cybernéticas y vemos el crecimiento geométrico de empresas como Mercado Libre, Despegar.com, Aerolineas Argentinas.com, Avantrip.com, o la transformación de Asateg en almundo.com, etc,etc. Cada día menos gente busca asesoramiento turístico en algún operador o agencia; directamente lo googlea, recopila información, y decide; aunque para comprar el socotroco que va arriba del pendorcho, vamos al ferretero de la publicidad de 4G, jeje.
Paralelamente a estos cambios, surgieron los programas de fidelización de tarjetas de crédito, y compañías aéreas. Si bien a muchos usuarios no les interesa, es un despropósito no utilizar los beneficios que proponen las empresas para mantenernos como clientes. En definitiva, no regalan nada, por qué desperdiciarlo?
Más reciente y de a poco, o no, nos fueron bombardeando en nuestros correos electrónicos las empresas dedicadas a promocionar productos, servicios o viajes a través de cupones de descuento. Algunas serias, otras no tanto; algunas reconocidas internacionalmente, otras locales; algunas con descuentos reales y otras dibujados.
Luego de toda esta intro, te robo un minuto y te pregunto:
¿Utilizaste alguna vez cupones de descuento?
Si la respuesta es negativa: ¿Cuál es la razón?
Gracias por tu tiempo!!!